Volver a
familia
|
* La sexualidad animal
En este apartado aplicaremos especial atencin a dos temas que inciden
muy directamente en la comprensin del proceso de hominizacin partiendo de los conocimientos
brindados por la Psicologa Comparada:
|
|
los roles sexuales y la
evitacin del incesto. Por otra parte nos limitaremos a las conductas y hbitos sexuales de aquellas
especies taxonmicamente ms prximas al homo sapiens sapiens, as como tambin las de sus diversos
precursores homnidos. Por fin cabe advertir que este apartado servir, al mismo tiempo, como
introduccin a otros captulos.
Los primates ms cercanos al ser humano, los chimpancs, consumen
un prolongado perodo de su vida antes de alcanzar la madurez sexual: la pubertad de las hembras tarda
en aparecer unos siete a diez aos, y los machos se inician sexualmente aproximadamente a los trece.
Estos animales evolucionados no presentan ciclos de celo, aunque de todas maneras prefieren copular en
los perodos frtiles, manifestados por la turgencia de los genitales femeninos. No estar de ms
aclarar aqu que este largo perodo madurativo da mayores oportunidades para los aprendizajes, entre los
cuales se encuentran por supuesto los sociales.
La vida social de los chimpancs es especialmente compleja pues los
roles no estn tan estereotipados como en otras especies y, sexualmente, se da en ellos una ms
frecuente y abierta promiscuidad: cuando una hembra presenta los signos especficos de fecundidad es
servida por varios machos, que, en ocasiones forman fila pacficamente para realizar el coito. Por otra
parte el hecho de vivir en la selva, consiguientemente con menor amenaza de los predadores de la
llanura, los hace necesitar en mucho menor proporcin, tanto de la combatividad como de la solidaridad
social, y les permite expresar ms diversidades individuales, en una sociedad ms innovadora, ms
relajada y tolerante. Por otra parte esa misma relativa seguridad condiciona un menor dimorfismo sexual.
Una sexualidad extendida a lo largo de una parte importante del
ciclo vital, y no limitada a los perodos de celo, hace que los machos permanezcan ms tiempo cerca de
las hembras, y que por lo tanto resulte natural su participacin en el cuidado de las cras -por lo
menos en cuanto a su defensa-, aunque no lo hagan exclusivamente con las propias, sino con todas las de
la manada. De cualquier manera se trata de una actitud que favorece una elemental divisin del trabajo
entre ambos sexos: las hembras se dedican a los cuidados inmediatos de las cras, y los machos a su
defensa de los peligros exteriores, an sin que todava parezca necesaria la formacin de parejas
estables.
Las caractersticas anotadas se dan en estos animales, integrantes
de sociedades ordenadas y estables y no de grupos anrquicos como los de otras especies menos
evolucionadas. Semejante orden es consecuencia sobre todo de cinco factores: 1) el vnculo madre-cra,
2) el pasaje de un rol a otro segn la edad, 3) el parentesco, 4) la relacin macho-hembra, y 5) la
posicin en la escala de dominio de cada miembro.
Por su parte los gibones conforman grupos muy semejantes a la
familia nuclear humana: macho, hembra y una o dos cras. La pareja ahuyenta a los posibles rivales, y
las cras son excludas del grupo cuando llegan a la pubertad, siendo el encargado de la expulsin el
progenitor del mismo sexo.
Los orangutanes, en cambio, integran sus pequeos grupos de manera
menos orgnica: una o dos hembras con sus cras y apareamientos ocasionales; una pareja estable con sus
cras; o varios machos solos.
Gough (1974) nos brinda una breve descripcin de
los hbitos constatados en otras especies: "Entre los gorilas montaraces de Uganda, los langures y
los papiones hamadriados de Etiopa, un macho adulto se aparea con varias hembras, particularmente
durante la poca del celo. Si hay otros machos presentes, las hembras pueden mantener relaciones
sexuales con ellos, si bien de una forma ocasional y siempre que el macho adulto est cansado o
distrado".
En las especies de menor tamao y grado evolutivo (papiones y macacos)
las manadas alcanzan la cifra de casi docientos ejemplares, con mucho mayor proporcin de hembras que
de machos adultos. Estos ltimos, ordenados jerrquicamente segn su fuerza fsica y su inteligencia,
pueden aparearse con las hembras siempre que sus superiores se lo permitan. Los ms jvenes se
mueven en la periferia de la manada y en ocasiones son expulsados de la misma. Algunos papiones
presentan una curiosa aristocracia basada en el rol de las hembras: aquellas que se vinculan
con los machos dominantes, permanecen junto con sus cras, en el centro de la manada, es decir, en el
lugar ms seguro. Los machos criados en este medio protegido, crecen gozando de esa mayor seguridad y,
por lo tanto tienen mucho ms posibilidades de desarrollar conductas dominantes que sus congneres. El
dominio -el poder, diramos en lenguaje antropomorfo- resulta as socialmente hereditario.
De entre las especies de menor tamao, los monos tit de Amrica
del Sur, presentan una asombrosa particularidad: a pesar de la promiscuidad para las relaciones
sexuales, forman parejas estables a lo largo de toda la vida, en lo que se refiere a mimos y caricias.
En las manadas de todas las especies predominan las hembras, y en
aquellas en que se vuelve ms necesaria la defensa de los peligros externos, los machos son ms fuertes
y ejercen dominio sobre sus compaeras; en cambio en aquellas otras en las que tal defensa es menos
importante, los machos no ostentan la misma diferencia de desarrollo fsico, tal como sealamos en el
caso de los chimpancs. Coextensivamente se comprueba en tales especies mayor promiscuidad sexual.
En cuanto a la modalidad del coito animal, el mismo se realiza con
el macho montando dorsalmente a la hembra, al igual que en especies menos evolucionadas; se desencadena
rpida, casi compulsivamente, y se produce sobre todo durante los perodos femeninos frtiles; es muy
breve y por eso mismo carece tanto de importantes rituales previos como de conductas posteriores que
sugieran una consecuencia emocional.
De todos los temas que la Psicologa Comparada ayuda a
esclarecer, tal vez el que haya tenido mayor repercusin en Psicologa Humana es el de la evitacin del
incesto, instalado definitivamente en este campo de estudios, sobre todo a partir de las observaciones y
especulaciones de Freud (1948) y sus seguidores. Revisemos brevemente lo que pasa al
respecto en los ltimos peldaos de la escala zoolgica.
En los primates, especies esencialmente sociales, en las que
tericamente son mayores las posibilidades de concretar el incesto, se descubren variados sistemas para
evitarlo. Entre ellos el ms eficaz es el harn de un macho fuerte. Sin embargo, en los grupos ms o
menos promiscuos, con varios machos adultos, como los macacos y los chimpancs, el incesto tambin es
evitado. Desde ya que cuando hablamos de incesto en estos animales, nos estamos refiriendo solamente a
las relaciones sexuales entre la madre y un hijo macho, o entre hermanos, pues el vnculo padre-hija no
tiene existencia real en esas simples estructuras sociales. As lo describen Leakey y
Lewin (1974): "Sea como fuere, los monos rhesus evitan el incesto entre madre e hijo y
entre hermanos, porque el macho joven, al llegar el momento de la madurez sexual, a menudo se traslada
a otra banda. Pero los investigadores sobre el terreno han comprobado que ni siquiera aquellos machos
que permanecen en su banda nativa suelen aparearse con sus madres respectivas. Y el apareamiento entre
hermanos es as mismo mucho menos frecuente que entre animales no emparentados".
El clebre paleontlogo y su colaborador se explican este curioso hbito
por la dominancia de la hembra adulta sobre el macho joven dentro de la estricta escala jerrquica de la
manada, y porque un animal naturalmente inquisitivo y buscador de estmulos novedosos, presuntivamente
pierde su inters por aquellos ejemplares coetneos con quienes comparti la infancia. Este segundo
argumento, dirigido a comprender la evitacin de la cpula entre hermanos, pierde bastante fuerza cuando
nos enteramos que no se observa la misma conducta elusiva con respecto a los otros compaeros de
generacin, con quienes tambin se comparti la infancia, pero en tal caso sin que se produzca luego
erosin alguna del inters. Chauvin (1973) tambin echa mano de la primera de
estas teoras sobre el incestuoso vnculo madre-hijo, y se apoya en datos de ciertos autores japoneses,
a todas luces ms definitorios que los recin citados de Leakey y Lewin, ya que segn
afirman, aquella cpula evitada no la observaron nunca.Resulta
evidente entonces que no contamos con ninguna explicacin satisfactoria de esta evitacin de conductas,
y debemos conformarnos solamente con su comprobacin fenomenolgica.
|