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Moral sexual precristiana y bisexualidad
Ante todo volvamos a revisar el concepto de bisexualidad de
dominacin que mencionamos algo antes. Con l queremos describir el juicio recado
sobre un patricio que era aceptado si mantena relaciones sexuales con una mujer,
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con un adolescente o con un esclavo, mientras jugara un rol activo
y ocupara el lugar superior durante el coito.
En el extremo opuesto se ubicara aquel otro romano capaz de jugar
un rol pasivo o que permitiera a su pareja colocarse encima de l -an en el caso de ser ella su
legtima esposa-: este segundo patricio sera considerado por todos como profundamente deshonrado y,
consiguientemente, resultara socialmente condenable. Cicern, tan tolerante con la homofilia juzgaba
con extrema severidad el equus eroticus heterosexual, considerado una perversin.
La Roma que estaba por recibir la primera predicacin cristiana
sufra en esos momentos, como qued dicho, profundos cambios sociales, que ante todo implicaron la
extensin de las normas morales a todas las clases, inclusive a los esclavos. Pero tal vez lo ms
significativo desde el punto de vista de la evolucin resulte el hecho de que dichas normas se
internalizaron progresivamente, sustituyendo a las prescripciones externas, y preparando el terreno para
que prendieran los criterios trados de Oriente por el cristianismo.
Las familias de mayores recursos pusieron de moda la adquisicin de
esclavos griegos con cierta formacin filosfica, quienes una vez instalados hicieron las veces de
preceptores de los hijos de sus amos. De esta manera se introdujo progresivamente el pensamiento
helnico en la poderosa ciudad imperial. Entre otras corrientes filosficas as llegadas tuvieron
especial xito el neoplatonismo y el estoicismo.
Tal vez esta segunda escuela haya sido la que alcanz mayor
difusin e influencia. Para los estoicos la realidad material pasiva deba diferenciarse del principio
activo o logos que lo impregna todo. En el mundo se supona un orden natural divino y,
consiguientemente la moral consista en ajustarse a l. Los seguidores de Herclito contribuyeron
sustancialmente a la internalizacin de las normas morales, pues para ellos el bien no resida en los
objetos sino en la condicin misma del alma -manifestacin del logos-, y se alcanzaba a travs
del control de las pasiones y de los deseos perturbadores. Cuatro eran las virtudes cardinales
reconocidas por esta escuela: la templanza, la justicia, el valor y la sabidura. Con respecto a la
primera de estas virtudes ser bueno recordar que uno de los emperadores menos inclinados a las normas
morales lleg a enorgullecerse de un perodo en que a pesar de estar rodeado de hermosos jvenes de
ambos sexos no tuvo contacto alguno con ninguno de ellos. Imposible no relacionar tal episodio con las
ideas de Plutarco en el sentido de que el matrimonio es un freno para la sexualidad de la juventud, y
que el dominio del marido hace que la mujer logre su propio dominio.
En las preocupaciones educativas de los estoicos, el control del
deseo sexual comparta el lugar privilegiado junto con el dominio de la expresin de la clera.
Describir a un sujeto encolerizado en forma de severa descalificacin era un lugar comn en la
literatura de esta corriente de pensamiento, que por otra parte le ofreca a los patricios variados
trucos para prevenir o evitar tan baja pasin.
Paralelamente a estos principios, hallamos otras ideas de los
estoicos que bien podran considerarse como un abono propicio para la germinacin cristiana posterior.
Me refiero a la creencia en la fraternidad de toda la humanidad que implicaba una igualdad bsica de los
hombres de cualquier condicin social.
Sin una influencia tan decisiva en las costumbres de la Roma
precristiana, pero indudablemente con mayor incidencia en la evolucin posterior del pensamiento de la
cristiandad, se difundi el neoplatonismo, que ya haba sufrido una sntesis con el
judasmo helenista de Alejandra, representado por Filn. Para esta escuela lo Uno, perfecto, inasible e
infinito, generaba el nous (inteligencia pura), del cual derivaba el alma universal, y
secundariamente las almas inferiores, individuales.
De la reflexin neoplatnica nos interesa aqu aquella parte que
jug un papel ms destacado en la gnesis de la nueva moral sexual del romano. Los filsofos enrolados
en esta corriente buscaban la salvacin de las almas a travs de la inversin de la corriente de la
libertad que, segn ellos, las haba inducido al pecado. Para unirse con las races de su ser, al alma
le era necesario optar por lo espiritual renunciando a lo carnal, hasta alcanzar el xtasis de la
experiencia mstica.
Si bien llegada a Roma algo despus que el estoicismo, a travs de la escuela fundada por Plotino
en el primer cuarto del siglo III, el neoplatonismo divulg en el Imperio la necesidad de un ascetismo
que no le result extrao a muchos cristianos, a pesar de la condena explcita de la Iglesia. De todas
maneras el neoplatonismo complet y fundament con mayor fuerza que el estoicismo, los cambios
producidos con anterioridad, sobre todo en el siglo II.
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