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La familia cristiana

En el panorama de la conyugalidad romana vino a insertarse la concepcin cristiana del matrimonio, en la que nos detendremos a fin de entender lo que sucedi luego en la cultura occidental.

Ante todo ser conveniente tener en cuenta algunos aspectos doctrinarios que surgen de la Escritura.

Cristo, alzndose contra la Ley mosaica -como en tantos otros aspectos-, afirma el carcter absoluto e indisoluble del matrimonio (Mt 19,1-9). Dios, Seor de la Historia, da gratuitamente un cnyuge, y como expresara con su particular estilo el P. Pablo Tissera, el marido es un regalo de Dios para su esposa, y sta lo es para l..."y los regalos de Dios no se devuelven".

Otro tema en el que Cristo se alz frente a la Ley de Moiss, fue en lo referente al castigo del adulterio, que hasta all consista en la muerte de los culpables. Jess se encontr en reiteradas oportunidades ante el problema (Lc 7,37; Jn 4,18; 8,3ss; Mt 21,32s) y en todas ellas reafirm el ideal que haba sido traicionado reprobando la conducta de los pecadores, pero sometindolos a la nueva Ley de la misericordia.

San Pablo avanzar en la visin del matrimonio con palabras que sern la base de la concepcin paleocristiana. La institucin, como resume adecuadamente Wiener (1965), pas a ser "un gran misterio en relacin con Cristo y con la Iglesia (Ef 5,32)", y la sexualidad "cuyas exigencias normales se deben apreciar con prudencia (1Cor 7,1-6), es incorporada ahora a una realidad concreta que la transfigura".

La nueva ptica conservaba algo de la estima juda por el matrimonio, pero ahora el valor no se apoyaba en la conservacin del Pueblo Elegido, ya que se consideraba inminente el fin de los tiempos. Para los primeros cristianos dicha estima se fundaba en la jerarquizacin de la relacin personal misma, que se haba convertido en figura del vnculo de Cristo con su Iglesia. Si avanzamos en la comparacin de la pareja conyugal cristiana con el matrimonio judo, comprobaremos que tambin se modificaba, y sustancialmente, el status de la mujer. La esposa, a la manera romana comienza a ejercer derechos que en algunos aspectos son similares a los del varn.

Las consecuencias de la insercin del cristianismo en el mundo romano, implicaba una serie de pautas que por ltimo contribuiran a dar nacimiento a una nueva cultura -la cristiandad-. Por lo tanto reconozcamos quefueron mucho ms amplias y profundas que las recin enumeradas. Como ya vimos, Roma haba prohijado un cambio profundsimo en la sexualidad, sustentado en el estoicismo tardo, y hasta en el neopitagorismo. Cambio que fue capaz de llevar a considerar al coito como algo asqueroso y hasta predicar la abstencin sexual (Trimbos, 1968). Pero aquella cultura an conservaba importantes bolsones de hedonismo, vigente en muchos lugares del complejo mundo que rodeaba al Mediterrneo. Tal vez estas persistencias de paganismo expliquen la dureza de la patrstica, que en muchos casos confunde expresin sexual con libertinaje, y sobre todo el fundamentalismo antisexual de ciertas herejas como el maniquesmo y la gnosis: ambas condenadas, pero que sin embargo dejaron tan profundas y duraderas huellas en la Iglesia.

La cristiandad, en muchos aspectos, nace como una cultura ambigua. En el campo especfico que nos ocupa, la mentalidad griega -dualista y descalificadora de la mujer- se mezcl con el monismo judo y la revalorizacin del sexo femenino, discretamente apoyada por la ms reciente tradicin romana. En esta ambigedad se di sucesiva, y a veces simultneamente, el predominio de uno u otro polo: consideracin-sometimiento. Trimbos (ibid) ha sealado el helenismo romano infiltrado en el pensamiento de los Padres de la Iglesia cuando condenaban la irracionalidad del acto sexual, el que, para esta ptica, "muestra un dominio disminudo sobre los impulsos y las emociones, que pone en peligro la racionalidad y que, segn Clemente de Alejandra, culmina en una apopleja benigna como Hipcrates llamaba al orgasmo". Sin embargo la difusin del Evangelio redund en beneficio de cierta revalorizacin de la mujer. Ante todo la fe llev a muchas mujeres a desobedecer a sus padres y maridos paganos, llegando hasta el martirio. Y fueron cristianos los primeros autores que escribieron -especficamente para mujeres- tratados sobre la educacin de las hijas, o sobre la virginidad y el matrimonio.

La mentalidad paleocristiana trajo aparejada una cierta desestimacin del matrimonio, el que volvi a ser, como en Grecia, slo un mal menor, desvalorizado -comparativamente- por el ascenso de status de la virginidad. La apoyatura doctrinaria de esta situacin la constituyeron algunos escritos de san Pablo y otros de varios Padres de la Iglesia, como san Jernimo.

Esta historia vuelve a sufrir un cambio muy profundo cuando el cristianismo se convierte en la religin oficial del Imperio. Entonces el emperador dict una serie de leyes que su personalidad y su cultura le permitieron considerar como cristianas. Por ejemplo prohibi el divorcio, salvo en aquellos casos en que uno o ambos cnyuges expresaran el deseo de ingresar en la vida monacal. Por cierto que los condicionamientos de este gobernante absoluto -tanto personales como culturales- se revelaron muy pronto en otras medidas de gobierno, que de paso sealaban la direccin que iba a tomar la cristiandad, divergiendo muchas veces del cristianismo en sentido estrictamente religioso. Por ejemplo Justiniano dispuso que el divocio pudiera efectivizarse "an contra la voluntad de uno de los cnyuges en los siguientes casos: la mujer obtenerlo si su marido: a) conspiraba contra el Estado; b) atentaba, directa o indirectamente, contra la vida de la esposa; c) la induca al adulterio; d) la acusaba falsamente de adulterio; e) llevaba a una mujer a vivir a su propia casa o frecuentaba otra casa de la misma ciudad. El esposo poda divorciarse si la mujer: a) no comunicaba a su marido cualquier conspiracin contra el Estado; b) cometa adulterio; c) atentaba, directa o indirectamente, contra la vida de su marido; d) frecuentaba fiestas contra los deseos de su esposo; e) se quedaba fuera del hogar contra los deseos de su marido, a excepcin de si lo haca con sus padres; f) iba al teatro sin permiso de su marido; g) intentaba o realizaba un aborto" (Seguin, 1979).

A fin de respetar la continuidad de este momento importante de nuestro relato, me parece conveniente avanzar en la historia del pensamiento cristiano referido al matrimonio hasta pocas posteriores, an a riesgo de inevitables repeticiones ulteriores. El objetivo es el de reafirmar la idea de la evolutividad de dicho pensamiento. Por esa razn incluiremos aqu estos pocos datos que debieran ocupar su lugar en la descripcin de las pautas correspondientes a la Edad Media.

San Agustn consideraba al deseo sexual como la expresin caracterstica de la concupiscencia, y hasta le asignaba categora de pecado mortal al coito marital cuando estaba dirigido a apaciguar dicha concupiscencia.

Los escolsticos nos ofrecieron una visin algo menos rgida. Para ellos la satisfaccin no era en s misma un pecado, salvo que se constituyera en objetivo exclusivo del acto, en cuyo caso la consideraban como un pecado venial. Sin embargo la actividad sexual habitual "segua considerndose como testimonio de un modo de vivir de segundo rango. Por eso predicaban el matrimonio sin comercio carnal como ms santo y de un orden superior" (Trimbos, 1968).

* El matrimonio durante la Edad Media.-

Ruiz Domenec (1984) estudi el matrimonio en la sociedad catalana entre los aos 1000 y 1240, descubriendo que las mujeres de clase alta buscaban pareja entre los individuos de aquellas familias con las cuales la propia mantena relaciones vasallticas. De esa manera se reforzaban las alianzas y se aseguraba la posicin del propio grupo en ellas.

El sistema no rega entre familias con el mismo status. All se daba un intercambio ms libre de mujeres. Pero cuando el sistema se pona en prctica, la familia que provea mujeres, no las tomaba de la otra, configurando lo que los antroplogos denominan un sistema asimtrico. Sistema que por otra parte se corresponda con un casamiento de primos cruzados matrilaterales. Para aclarar esta nomenclatura recurriremos a palabras de Mair (1970): "Considerando la alianza matrimonial desde el punto de vista de un varn, si ste se casa con una hija del hermano de su madre, contraer un matrimonio de primos cruzados matrilateral, y si se casa con una hija de la hermana de su padre, el matrimonio ser patrilateral. Este ltimo tipo de matrimonio es raro".

El sistema conduca a situaciones tan particulares como la existencia de una relacin muy familiar del hijo con su padre, pero de gran obediencia del sobrino hacia el to materno, sede de la autoridad familiar.

En el seguimiento de un linaje aristocrtico a lo largo de aquellos casi dos siglos y medio, este autor comprob que los cambios acaecidos en la familia no fueron suficientes para modificar la citada ley de seleccin del parentesco, y sta continu en vigencia hasta comienzos del siglo siguiente, cuando "por fenmenos mal estudiados, entr en crisis y desapareci" (ibid).

Rossiaud (1984), en su ensayo referido a las ciudades del sudeste francs del siglo XV transcibe datos de una investigacin llevada a cabo a travs de los libros parroquiales. En las trecientas bodas registradas entre 1440 y 1500 el promedio de edad de los contrayentes era de 26,8 aos para los varones y de 21,5 para las mujeres. En los cincuenta aos siguientes las bodas registradas fueron ochenta y cuatro, y el promedio de edades haba descendido a 24,5 para los varones, mantenindose en 21,9 para las mujeres. Rara vez la edad de la novia result mayor que la de su compaero -slo en el 14,5% de los casos-.

Tambin informa Rossiaud (ibid) que "el orden matrimonial del siglo XVI es el de los esposos maduros y de las compaeras jvenes". Por ejemplo en la ciudad de Reims "el 30% de los hombres de treinta a treinta y nueve aos tienen una mujer de ocho a dieciseis aos ms joven que ellos". Y, en la misma ciudad, el tercio de las mujeres jvenes son desposadas por hombres maduros, con lo que se generan solidaridades reactivas de los ms jvenes entre s, mientras se fomentan actitudes competitivas que los enfrentan con los mayores. Se crearon por eso diversas instituciones, ms o menos estructuradas, orientadas a la expresin social de tales pautas.

De esta manera quedamos a las puertas del perodo que venimos llamanado de la familia tradicional que en cuanto a la conyugalidad, estudiaremos en el apartado siguiente.