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La familia en Roma

Paul Veyne (1987), seala que el nacimiento de un romano no era un simple suceso biolgico, tambin la estructura social jugaba un fuerte papel. El jefe de familia deba decidir si el recin llegado era o no aceptado.

La matrona colocaba al pequeo en el suelo, si el jefe de familia lo levantaba quedaba automticamente aceptado. En caso contrario se lo expona en la puerta de la casa para que lo recogiera quien lo deseara. La costumbre variaba segn la regin del Imperio, as por ejemplo en las provincias ms alejadas, los campesinos se repartan los nios nacidos en las respectivas familias de acuerdo a las conveniencias de las mismas.

Con el tiempo la costumbre de la exclusin perdi rigidez, coextensivamente con un aparente incremento de los sentimientos maternales: el pequeo era entregado por su madre a una familia de vecinos o de subordinados para su crianza, supuestamente a espaldas del progenitor.

Una de las costumbres de la Roma imperial que ms nos impactan hoy es la del abandono de los nios en la va pblica, interpretado por Plutarco como un intento de mejorar la situacin econmica de los herederos, y que por cierto no se limitaba a ciertos casos individuales. Las autoridades decidan sobre el nmero de hijos conveniente, o sobre la necesidad de reducir la poblacin patricia y decretaba que todos los nacidos en determinado ao fueran dejados en la calle. Veyne (1984) compara esta pauta con el aborto de nuestros das, y no sin irona afirma: "del mismo modo que nos interrogamos acerca de conservar o no el nio, ellos se preguntaban si lo criaran o no. Resulta as que los gobiernos hayan ordenado a veces, por una razn cualquiera, que todos los nios nacidos en determinado ao fueran abandonados al nacer". Completando el lacerante paralelo agrega: "era algo as como organizar clnicas de esterilizacin o de aborto en el Japn, en la China o en la India actuales".

Como qued sugerido algo antes, el abandono de nios no responda slo a razones de estado y a disposiciones gubernamentales: adems de los deseos o intuiciones del padre de familia, tambin se producan espontneamente a manera de protesta, como lo ejemplifica aquel patricio que deposit su beb en un lugar pblico con un cartel que aclaraba que lo haca para que luego, de adulto, no estrangulara a su madre, en obvia alusin al reciente asesinato de Agripina por Nern; o como el abandono masivo de criaturas que los romanos consumaron como queja contra los dioses por haber permitido la muerte de Germnico.

El destino de estos nios dejados en la calle no era necesariamente la muerte inmediata, pues los de mejores condiciones fsicas eran recogidos por los traficantes de esclavos que los criaban para su posterior comercializacin.

La costumbre de abandonar a los nios y el infanticidio fueron severamente condenados por la Iglesia, pero su prdica di resultados slo recin a largo plazo, un lapso que alcanz a varios siglos.

De las conductas recin descriptas no debe concluirse que los patricios del Imperio no valoraban la paternidad. Segn Thomas (1988) "cuando un contemporneo de Cicern o de Sneca enumeraba convencionalmente los bienes que le ligaban a este mundo, nombraba en primer lugar a sus hijos".

Las modalidades de la filiacin civil eran la adopcin y la procreacin, siempre dentro de un matrimonio legtimo. La equiparacin de ambas modalidades era tal que parece que el vnculo de sangre no resultaba necesario y mucho menos excluyente. La adopcin estaba tan extendida que no era raro que un abuelo adoptara a su nieto, o un to a su sobrino. Cuando pienso en esta caracterstica cultural de los romanos no puedo menos que evocar el texto de Dolto (1979) cuando al hablar de la Sagrada Familia y refirindose a la paternidad de Jos dice: advirtamos que es frecuente confundir el padre con el progenitor. Tres segundos bastan al hombre para ser progenitor. Ser padre es algo muy distinto". Para agregar a rengln seguido: "un padre siempre debe adoptar a su hijo. Unos lo adoptan al nacer, otros algunos das o semanas despus; otros cuando empieza a hablar, etc. Slo hay padres adoptivos".

En Roma quedaba todava un campo transicional entre la paternidad biolgica y la adopcin. Ante su propia esterilidad la esposa autorizaba a su marido a traer a casa otra mujer para darle un hijo. Esta servidora de la pareja, una vez parido el nio se iba de la casa, y el pequeo quedaba como hijo del matrimonio legal. Por otra parte no era excepcional que los patricios se prestaran la esposa para la continuidad de las estirpes en riesgo.

Los pequeos que permanecan en casa, eran confiados, apenas nacidos, a una nodriza, y su educacin corra por cuenta de sta y de un nutritor o pedagogo. Estos personajes ejercan su funcin con muy diferentes caractersticas. As Veyne (1987) presenta como casos paradigmticos los testimonios de dos emperadores: "Marco Aurelio hablar con la piedad conveniente de su padre natural, de su padre adoptivo y de su 'criador', y el emperador Claudio conservar un rencor duradero hacia su pedagogo, que abusaba de los azotes".

Las abuelas jugaban distinto papel frente al nio: la paterna se comportaba severamente, y la materna con especial indulgencia, continuando de ese modo las actitudes de mayor ternura de la madre y de estricta dureza del padre. De cualquier manera el Imperio, influenciado por el estoicismo, recurrir a una educacin de gran rigidez. Ante todo porque haba comenzado a tomar conciencia de sus falencias morales, y en segundo trmino porque la tica no se basaba en el amor a la virtud, sino en la fuerza con que uno deba reprimir las tendencias negativas.

Las escuelas, en casi toda la extensin del Imperio educaban a nios y nias hasta los doce aos de edad, momento en el cual las mujeres y los pobres no continuaban su formacin. Las mujeres ricas podan seguir ampliando su cultura junto a sus maridos.

La escuela estaba orientada de una manera muy particular. Segn Veyne (ibid): "en Roma no se enseaban materias formativas ni utilitarias, sino materias de prestigio, y en primer lugar la retrica". Y en el aprendizaje de la retrica "Los temas de discurso que se le proponan a los nios romanos no tenan nada que ver con el mundo real, al contrario, cuanto ms abracadabrante era un tema, ms materia proporcionaba" (ibid).

La familia patricia romana habitualmente no superaba la cifra de tres hijos, aunque a fines del siglo II la influencia estoica y cristiana elev esta cifra, que en ciertos casos lleg hasta nueve, como ejemplifica el emperador Marco Aurelio.

Esta familia reducida educaba a sus nios hacia la asuncin del heroismo, hacia la eliminacin del miedo a la muerte, a las enfermedades, a las catstrofes, y hacia el control de las pasiones. Esto ltimo, sobre todo desde que los epicreos cedieron su lugar de predilectos de la clase patricia, para que lo ocuparan los estoicos y los neopitagricos. Entre muchas otras caractersticas poco agradables, el control se obtena contrariando los ms variados deseos infantiles y buscando provocar la fatiga.

La educacin del cuerpo preocupaba tanto a los romanos como la del intelecto. Y tal educacin corporal estaba en continuidad con la dureza de los primeros aos, marcados por la separacin de la madre, sustituida por una nodriza. La descripcin de Rousselle (1988) sobre el trato de los bebs resulta sobrecogedora: "...su cuerpo est comprimido por fajas estrechas. Lo bastante grandes para no daar su piel, pero apretadas en los puntos del cuerpo que se quiere afinar: las muecas, los codos, las rodillas y, en los varones las caderas. Se comprime el pecho de las nias, una venda mantiene las manos abiertas, otra mantiene bien tensas las piernas, y los brazos son fijados al cuerpo (...): durante dos meses se mantiene al beb tieso". Algo ms adelante contina la asombrosa lista de conductas parentales: el bao diario "es la ocasin para modelar su cuerpo". Tal modelacin "del crneo, de la mandbula, de la nariz, de las nalgas" se completa en los varones por un estiramiento del prepucio.

La alta valoracin del cuerpo llevaba a pautas que pueden considerarse como precursoras de las que rigen hoy, en una nueva etapa de exagerada estima por el aspecto externo. La adiposidad era un estigma, de manera que los nios eran sometidos a dietas restrictivas de gran severidad, con lo que de paso se pretenda educar el control de los impulsos. Por las mismas razones se impona un regimen poco cientfico de ejercicios fsicos.

Los castigos corporales son aconsejados por Galeno desde que en el pequeo se descubre la existencia de suficiente capacidad para comprender el significado de los golpes recibidos. Por otra parte el nio no puede gritar de dolor cuando es castigado, pues esa expresin es juzgada como una conducta indigna de un futuro ciudadano romano.