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- IV -

LOS HIJOS EN LA FAMILIA

LA RELACION CON LOS HIJOS EN EL MUNDO ANIMAL

Segn vimos, la sociedad de los simios responde a una estructura organizativa que les alcanza para condicionar una convivencia estable y ordenada. Este orden, como tambin qued dicho, responde a la combinacin de varios factores concurrentes:

una jerarqua dependiente de la edad y de las habilidades individuales de los miembros, los roles sexuales y la relacin macho-hembra, y por fin lo que ms nos interesa en este captulo, la naturaleza del vnculo madre-hijo y las caractersticas de los comportamientos relativos al parentesco.

As mismo hemos sealado que en los primates slo pueden tomarse en cuenta, en tanto vnculos con una cierta intensidad afectiva: el que se da entre la madre y las cras y el de stas entre s, pues el padre, cuando defiende a unos y a otros lo hace de manera inespecfica, cubriendo las necesidades de todos los miembros de la manada. La nica excepcin es la de los gibones que, como tambin adelantamos, constituyen un grupo familiar-tipo, aislado. Retrocediendo en la escala zoolgica, hallamos un notable ejemplo de altruismo en el vnculo de los machos con hembras y cras: los perros salvajes de Africa quienes luego de cazar comparten la carne obtenida con sus hembras y cachorros, as como con los enfermos o heridos. No deja de ser llamativo que tal caracterstica conductual se de en la nica especie que caza colectiva y organizadamente como el hombre. Por supuesto que esta proteccin de sostn, de la misma manera que en los monos, no se dirige exclusivamente a las cras propias, sino a las de toda la jaura.

En cuanto a los cuidados maternos diremos que constituyen un rasgo comn a todo el grupo de los primates, aunque con notorias diferencias segn la especie, como lo muestra la apretada sntesis de Chauvin (1973): "En los rhesus la madre y el hijo forman una unidad estrecha, y la madre no permite el contacto con otros individuos. En cambio en los langures de la India, el pequeo, casi desde su nacimiento, pasa de mano en mano, y se ocupan de l todas las hembras de la manada. En los hamadryas, el hijo forma parte de un harn de hembras y animales jvenes, dirigido por un solo macho".

Por su parte entre los gibones que -reiteramos- no forman manada, cada pareja cuida a sus cras: el macho las defiende de los peligros externos y la hembra les brinda tanto el alimento como la manipulacin expresiva de afecto. Dado que los embarazos se suceden con una frecuencia nunca menor de tres aos, el grupo familiar est compuesto por el padre, la madre y dos cras. Tambin es importante subrayar que estas cras no tienen contacto con otros adultos fuera de sus propios padres.

Los babuinos -a quienes nos volveremos a referir algo ms adelante-, cuando conviven en un habitat benigno, muestran relaciones sociales bastante confusas, salvo las correspondientes al vnculo madre-hijo. En cambio si estos animales pasan a residir en un hbitat ms hostil, los grupos macho-hembras son ms durables. Y a la vuelta de la estacin hmeda, se disuelve el haren pues se forman grupos ms extensos con varios machos. En tales grupos el aprendizaje de las cras resulta bastante ms aleatorio.

Los chimpancs viven en tribus de hasta diez familias, encabezadas en cada caso por una hembra. Tales tribus incluyen ejemplares pertenecientes hasta a tres generaciones distintas. El habitat de los chimpancs -la selva- al reducir el riesgo de los predadores de las praderas, hace que esta sociedad sea menos agresiva, y que por ello hasta se atene el dimorfismo sexual. A dichas condiciones se debe que los roles sociales no estn tan estereotipados y que haya muchas ms oportunidades para las expresiones individuales, que irn imitando las cras durante su prolongado desarrollo.

Tal vez nunca se haya evidenciado tanto la naturaleza del vnculo afectivo de la madre y sus cras, como en los clsicos experimentos de Harlow sobre los efectos de la carencia del vnculo materno-filial. Son muy conocidas las consecuencias de la supresin del contacto con la madre: cuando se di tal circunstancia, los pequeos rhesus manifestaron una gran agitacin con marcada oralidad, seguida de caractersticas depresivas y autoabrazo. Cuando se reintrodujo el contacto con la madre sucedi una impactante explosin afectiva, pero si se prolongaba la separacin, los pequeos desembocaban en una marcada apata, con movimientos estereotipados, htero y autoagresiones, sin adecuada recuperacin al reencontrarse con la figura materna. Luego de los doce meses de privacin los daos se tornaban irreversibles. Chauvin (1973) ha descripto el dramatismo de los intentos de reinsercin social de estos monitos deprivados, y lo hizo en trminos muy parecidos a los usados por Suomi, el asistente de los Harlow, quien en el II Congreso Argentino de Psiquiatra y Psicologa Infantojuvenil nos relat detalladamente las vicisitudes de estos desgraciados animales: cuando las vctimas de la curiosidad humana, sometidas a la privacin, eran devueltos a las jaulas con sus coetneos "los monos normales terminaban por asaltar y morder a los aislados, que no reaccionaban, o lo hacan tan mal que los otros hubieran acabado por matarlos de no ser separados". Cuando tom conocimiento de estos ltimos datos no pude menos que comparar la conducta de los monitos “normales”, con el rechazo a las personas distintas que muestran no pocos humanos.

El destete en los primates no significa una verdadera interrupcin de la relacin con la madre, sino solamente su flexibilizacin. De todas maneras esta experiencia seala un lmite bastante preciso entre dos etapas evolutivas, pues hasta ese momento las manipulaciones experimentales a las que someten a los simios algunos cientficos, tienen efectos mucho ms prolongados.

Tan sugestiva como las observaciones de los Harlow es la comunicada por Liddell en 1954, quien comprob que la severa neurosis experimental que padecan las cras de mono que reciban una descarga galvnica cada vez que tendan su mano hacia un alimento apetecido, no se produca cuando la experiencia se realizaba con el pequeo tomado de la mano de su madre.

Entre muchas otras curiosidades significativas que nos brinda la Psicologa Comparada no podemos dejar de volver a mencionar la forma de estructurarse las jerarquas entre los babuinos, a la manera de verdaderos precursores evolutivos de las clases sociales, segn vimos en el Captulo II.

Por fin y para dar por concludo este breve prlogo introductorio a los temas centrales del presente captulo, sealemos el valor que reviste en los simios el prolongado perodo formativo de su evolucin ontogentica. En dicho lapso la marcada dependencia convierte al vnculo madre-hijo en la base de la futura aptitud para adecuarse a cualquier grupo social. La vida familiar le brinda al primate aquello que necesita para aprender todo lo que se requiere en la interaccin con otras familias o grupos.