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* La sexualidad en el Perodo de la Familia
Moderna y postmoderna*
El cambio de la sexualidad en esta etapa histrica de la modernizacin
de la estructura familiar consisti fundamentalmente en el descubrimiento y el desarrollo de
los sentimientos personales y tuvo una manifestacin objetiva:
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el aumento de la actividad sexual tanto matrimonial
como extraconyugal. Se anota entonces una progresiva y marcada elevacin del ndice de ilegitimidad, un
proceso que se aceler especialmente entre 1750 y 1850 hasta hecerle pensar a Shorter
(1984) que puede considerrselo como "uno de los fenmenos centrales de la
historia demogrfica moderna".
La ilegitimidad en alza no responda slo al aumento de la
actividad sexual, sino tambin a la disminucin de los abortos y al mejoramiento de las condiciones de
la salud femenina. Recordemos que fue recin desde la Reforma-Contrarreforma cuando el concepto de
ilegitimidad tuvo sentido culturalmente, ya que antes no haba una clara discriminacin entre compromiso
y matrimonio en lo que se refera a la prctica sexual.
A medida que transcurra el siglo XVIII los jvenes comenzaron a
privilegiar sus sentimientos en la relacin de pareja. Pero esta caracterstica, derivada del avance
individualista, y que provoc fenmenos demogrficos como el recin mencionado aumento de la
ilegitimidad, debe ser considerada a la luz de otras caractersticas que interactuaron con ella. As en
el perodo 1850-1950, los nacimientos ilegtimos sufrieron una disminucin sustancial, debido no a una
reduccin de la actividad sexual extramatrimonial -la que por cierto sigui aumentando- sino a un factor
completamente ajeno al campo psicolgico: el perfeccionamiento y difusin de los mtodos
anticonceptivos.
Volviendo a los aos iniciales de este perodo, debemos sealar la
copiosa produccin literaria en defensa de la pureza que los telogos cristianos dedicaron
especialmente a los laicos. En realidad los lectores se redujeron a los miembros de la ms exclusiva
cpula social. A la gente comn estas ideas les llegaban a travs de la predicacin tremendista de unos
ministros que pocas veces contaban con un adecuado marco de cultura general. Por estas u otras razones
la clase media asimil defectuosamente la mentalidad restrictiva que luego llamaramos
victoriana, y las clases populares la ignoraron para convertirse en precursores de una
importante parte de la mal llamada primera revolucin sexual. La gente comn, entre temores y
prejuicios, y a pesar de ellos, fue descubriendo que, adems de un objetivo procreativo, la sexualidad
contaba con otro que hemos identificado como recreativo. Un nuevo cambio importante, aunque ste sucedi
en la segunda mitad del perodo que analizamos, fue el reconocimiento general del derecho femenino al
orgasmo.
El resultado de estos cambios, iniciados en las parejas de menores
recursos econmicos, fue la obtencin de un lugar privilegiado para la sexualidad dentro de la vida
conyugal. Mientras, y paralelamente, las parejas de clase media aportaban una neta afirmacin del
derecho a la intimidad y privacidad de sus hogares, aunque no siempre lo hicieran con referencia a la
actividad sexual. Sin pretender que lo que sigue defina la sexualidad de la clase alta, parece oportuno
transcribir la opinin de Mair (1972) para quien las familias de ese nivel
"pretenden adherirse a reglas muy estrictas, pero no son demasiado severas. Esto es lo que se llama
en otro contexto, hipocresa victoriana", explicable a partir de la bsqueda universal de un
prestigio, que en la era preindustrial, pareca residir en el honor "como forma ms significativa de
realizacin".
Cuando nos referamos al aumento de la actividad sexual, qued dicho que
ste se di no solamente en la relativa clandestinidad extraconyugal, sino que tambin afect la vida
ntima de los matrimonios. Tal afirmacin resulta ratificada por el hecho de que los nacimientos, ms
numerosos, comenzaron a distribuirse en forma ms pareja durante todas las pocas del ao: el coito ya
no se evitaba durante el Adviento y la Cuaresma, y se fue convirtiendo en un hecho mucho ms habitual
dentro de la vida marital.
* La Sexualidad en el Perodo de la Familia Postmoderna
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La as llamada primera revolucin sexual
consisti, en lo esencial, en un profundo cambio de intereses en el mbito de este captulo de las
conductas humanas, y se desarroll aproximadamente a partir de 1750. Entre 1950 y nuestros das se ha
producido lo que se ha denominado la segunda revolucin sexual, de caractersticas poco
definibles, si bien en lo fundamental resulta aceptable la idea de Shorter (1984) de
identificarla como un tiempo durante el cual, en forma progresivamente acelerada, personas de ambos
sexos y de todas las edades, pero especialmente los adolescentes, se dieron a la tarea de despojar de
"su ropaje sentimental a la experiencia romntica, para llegar a su nudo sexual, consideraron al
erotismo el bien ms precioso de todas las relaciones humanas, y se mostraron impacientes con las
dilaciones que antes impona el sentimiento".
Este cambio, de profundas consecuencias sociales, incluy una generalizacin de la actividad sexual
durante el noviazgo hasta convertirla en un rasgo de la experiencia cotidiana. Si en 1950 el coito
entre novios era la excepcin, luego la excepcin fue su evitacin.
Como qued sealado, en los primeros cincuenta aos de nuestro
siglo se registr una notable disminucin de embarazos premaritales como consecuencia del
perfeccionamiento y difusin de los mtodos anticonceptivos. Sin embargo sobre el final de esos
cincuenta aos se produjo un discreto aumento de los mismos en los pases o zonas ms homogneamente
desarrolladas (pueblos anglosajones y escandinavos), en parte por la mayor extensin de la experiencia
sexual en la sociedad, pero sobre todo por la mejor aptitud procreativa, consecuencia de los progresos
higinico-dietticos de la poblacin no sumergida. En el resto del mundo occidental, y pese a los
mencionados adelantos en la prevencin del embarazo, el ndice de ilegitimidad se increment desde 1960
en adelante.
Si bien desde 1750 las clases populares comenzaron a abandonar la
exigencia de la virginidad como condicin esencial para la boda, y las caractersticas de la familia
tradicional slo aparecen como definitivamente diludas aproximadamente desde 1850, fue recin luego de
1950 que el salto en este sentido alcanz un nuevo punto de inflexin. Son altamente sugestivas en este
particular las cifras correspondientes a Francia que nos brinda Shorter (ibid). En
dicho pas el porcentaje de parejas que mantena relaciones sexuales preconyugales fue:
1930/39: 11%
1940/49: 33%
1960/69: 55%
Este mismo autor nos dice que en los Estados Unidos de Norteamrica
el Informe Kinsey daba un 20% de mujeres adolescentes que ya haban tenido relaciones sexuales antes de
los diecinueve aos, pero que tal cifra ascendi, en 1971, a casi el 50%. As mismo revela que en la
Encuesta Gallup (1969) el 60% de las respuestas juzgaba como un error la prctica sexual premarital: la
cifra cay en 1973 al 48%.
Dentro de la vida conyugal el cambio no fue menos significativo. En
dos encuestas realizadas a poco ms de veinte aos una de otra, se revel en los E.E.U.U. un marcado
aumento del promedio de coitos maritales por semana. Siempre segn cifras publicadas por
Shorter (ibid):
Coito marital en los E.E.U.U.
Frecuencia semanal
1938/49 1972
Edad Promedio Edad Promedio
16-25 2,45
18-24 3,25
26-35 1,95
25-34 2,55
36-45 1,40
35-44 2,00
46-55 0,85
45-54 1,00
56-60 0,50 +
55 1,00
Las diferencias se acentan
hasta lmites impensables cuando se comparan resultados ms alejados en el tiempo. Por ejemplo, en la
dcada de 1920 los dos tercios de las esposas hubieran preferido una menor frecuencia de coito que la
practicada en sus respectivos matrimonios, cifra que en la dcada de 1970 haba disminudo al 5%.
De manera que el matrimonio postmoderno recurri al acto
sexual, no slo durante todo el ao como los haba hecho su precursor inmediato, sino con mayor
frecuencia semanal, mayor participacin femenina y, como indicador del nuevo lugar que ocupaba el
erotismo en la dinmica conyugal, con mayor duracin de cada coito. A nadie se le escapar que las
cifras que siguen hablan de un cambio ms cualitativo que cuantitativo, pero atengmonos por el momento
a su fra objetividad: el Informe Kinsey, de la dcada de los cuarenta, revelaba que el coito marital
duraba alrededor de dos minutos, mientras que en el informe Hunt, en los aos setenta se consignaba una
duracin promedio de casi diez minutos.
El cambio cualitativo que anuncian los datos recin expuestos se
confirma al tomar en cuenta el aumento de las variantes de la actividad sexual practicadas por la gente
comn. De las interminables cifras que brindan las encuestas yanquis recurrir slo a dos lo
suficientemente sugestivas como para caracterizar a la llamada segunda revolucin sexual: las
correspondientes a prcticas como la fellatio y la masturbacin dentro del matrimonio. "El
porcentaje de hombres casados que inform que sus esposas practicaban sobre ellos la fellatio subi,
entre los de educacin universitaria del 43% en 1938-46, al 61% en 1972, y entre los graduados de
colegios secundarios, del 15 al 54%" (Shorter, 1984). Por su parte la
masturbacin dentro del matrimonio no slo se extendi a mayor nmero de personas, sino que aument
extraordinariamente su frecuencia en cada sujeto. En el Informe Kinsey el 40% de hombres casados de
veintiseis a treinta y cinco aos se masturbaba, mientras en el Informe Hunt la cifra lleg casi al 70%.
En tanto las mujeres casadas que se masturbaban pasaron de algo ms del 30% a superar el 65%. Por fin,
con respecto a la frecuencia promedio, en los hombres, pas de seis veces por ao a veinticuatro.
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