Observé a un niño de una escuela primaria, en el recreo. Tiene 7 años, se llama Pablito. Él juega con sus amiguitos con el reloj de Ben Diez, hacen que se matan entre ellos, corre mucho y le gusta mojarse con el agua a pesar de que la maestra le indicó que no lo hiciera por la baja temperatura. Después cuando no le gustó una parte del juego, se pelea con otro de los chicos y deben ser separados. Fue porque no quería invertir roles en el juego con su amiguito.
Cuando finaliza el recreo Pablito es el primero en llegar al aula y se lo nota bien predispuesto para empezar con la clase, se puede apreciar que le cae bien la maestra
11 años
Santiago llega al campo con sus papas y un amigo. Se baja del auto y los padres le piden que ayude a bajar las cosas del baúl. Al terminar, se sientan con el amigo en unas sillas y hablan sobre un partido de futbol. El padre los llama para que vayan a jugar. Agarran la pelota y van al parque. Santiago llama a su hermano mayor y al amigo de este para que juegue con ellos. Como los chicos mayores iban ganando, los mas chicos quieren cambiar las reglas del juego. En este momento el hermano mayor se va a la casa y dice que ya vuelve. Como tardaba, Santiago lo empieza a llamar por su nombre y, como no venía, entra a buscarlo. A los pocos minutos vuelven los dos a jugar. Aparece la mamá para avisar que en pocos minutos iba a estar lista la comida. El hermano mayor de Santiago le hace una broma diciendo que iban a perder el partido. Entonces él y su compañero continúan el juego tratando de hacer trampa para ganar.