1.
Poligamia
.Matrimonio y
los hijos
3.
Sexualidad
.
animal
.
primitiva
.
Virginidad
5.
Historia
.de la
bisexualidad
.
medieval
.
postmodernidad
6.
Amor
romntico
.
revolucin
.
romanticismo
7.
Padres e hijos
.
Edad Media
.
El hijo
8.
Institucin
matrimonial
.
familiar
.en la
antigedad
.
Bodas
.
Casamiento griego
.
Familias
moderna
romana
9.
Divorcio
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psicologia
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FAMILIA
INTRODUCCION
La Psicologa del siglo XX ha sido suficientemente precisa en la tarea de demostrar la persistencia del pasado en el presente como para que nos detengamos en ese particular:
|
hoy sabemos que el proceso de estructuracin del psiquismo -a partir de reas innatas- responde a experiencias primarias, pasibles de ser nuevamente halladas a lo largo de la vida, tanto en la experiencia psicolgica normal como en la patolgica. |
Conceptos como los aportados por Freud, tales los de
fijacin
y
regresin,
tanto como el kleiniano de
posicin
, ya son cotidianos en nuestro lenguaje tcnico.
No obstante, y en orden a una mejor comprensin del tema que nos va a ocupar, me parece oportuno recordar las definiciones que brinda el clsico
"Diccionario"
de
Laplanche
y
Pontalis
(1971) con referencia a los dos primeros trminos. All leemos:
"El concepto de
regresin
es paralelo al de
fijacin
, y ste no puede reducirse al montaje de un esquema de comportamiento. En la medida en que la
fijacin
debera interpretarse como una inscripcin, la
regresin
podra considerarse como el poner de nuevo en funcionamiento lo que fue inscrito".
Deseo subrayar muy especialmente la idea de
inscripcin
o
registro,
pues nos va a resultar operativa en la comprensin de nuestro tema especfico. Pero sigamos avanzando: el recin citado
Diccionario
abunda conceptualmente sobre este particular, sosteniendo que la idea de
"
fijacin
forma parte, en general de una concepecin gentica que implica una progresin ordenada de la libido. Pero aparte de toda referencia gentica, tambin se habla de
fijacin
dentro de la teora freudiana del inconsciente, para designar el modo de inscripcin de ciertos contenidos representativos (experiencias, imagos, fantasas) que persisten en el inconsciente en forma inalterada, y a los cuales permanece ligada la pulsin"
(ibid). En lo que respecta al concepto de
posicin
, tan tpico del pensamiento de
Melanie Klein
, prefiero tomar la definicin correspondiente de la prolija sntesis brindada por
Hanna Segal
(1969), para quien se trata de una
"configuracin especfica de relaciones objetales, ansiedades y defensas, persistentes a lo largo de la vida".
Y bien, nuestro primer objetivo ser el de trasladar estos hechos, suficientemente probados en la ontogenia, a la dimensin filogentica del homo sapiens sapiens. El intento nace de una especulacin personal surgida tanto de lecturas sobre Antropologa y teora de la Evolucin, como de ciertos aspectos de la experiencia clnica. Podra sintetizar esta quasi-intuicin diciendo que aquellas lecturas me llevaron a sospechar la realidad del registro, inscripcin y persistencia de determinados hechos en la filogenia. No ser necesario aclarar que en este caso el lugar y modalidad de la inscripcin resultan mucho menos precisables que en la ontogenia, y no trascienden, por el momento, el campo de lo especulativo. No obstante lo cual creo que un modelo similar al de las
posiciones
kleinianas podra ayudar a comprender la evolucin humana, en la medida en que se lo opere estrictamente como un mero instrumento para la observacin. Al menos me ha resultado til para clarificar algunos hechos de la psicopatologa, sobre todo en el campo de las disfunciones conyugales y familiares.
En un sentido bastante prximo al que estamos desarrollando
Trimbos
(1968) sostiene:
"Historia? Cosas pertenecientes al pasado? S, es indiscutible, pero, pese a todo, historia viva, cuyas huellas se hallan presentes en todo matrimonio occidental".
Para agregar poco ms adelante que la penosa adquisicin del bien constitudo por el matrimonio tal como lo conocemos hoy, es un proceso an vigente, ya que
"quien sepa distinguir bien no dejar de advertir que ese pasado secular sigue siendo un pasado muy vivo y que de mil maneras distintas determina nuestros conceptos, normas, comportamientos, y tambin nuestro modo de vida"
(ibid).
Cuando se aguza la observacin se descubre que son numerosas las ocasiones en las que un psicoterapeuta se enfrenta con situaciones no interpretables de otra manera que como un retorno de pautas de otro tiempo histrico.
Posiblemente cuando
Trimbos
(ibid), hablando de la vida conyugal, juzga el
tradicionalismo
en el sentido de un
"acorralamiento innecesario"
y correlativamente como
"causa de mucha miseria"
se est refiriendo a ciertas manifestaciones indeseables de registros del pasado. De aceptarse este criterio estaramos abandonando el terreno de la reflexin moral para adentrarnos en el muy concreto de la comprensin filogentica, lo que desde el punto de vista cientfico resulta obviamente ms operativo. El conflicto entre valores
tradicionales, modernos y postmodernos
(*) en un mismo sujeto o en una misma familia, sera el aspecto manifiesto y -de alguna manera- racional de la coexistencia de las ya aludidas
posiciones
y de la organizacin psquica actual. Cabe interpretar a tales
posiciones
como sistemas inconscientes, si bien menos independientes y estructurados que los
arquetipos
junguianos? Es posible, pero de cualquier forma hemos de reconocer que tales diferencias no las vuelve menos eficaces en nuestra comprensin de la dinmica psquica, as como tampoco menos elusivas en el abordaje psicoteraputico si no tomamos en cuenta la dimensin histrica del homo sapiens sapiens.
Precisamente el objetivo de esta obra es llamar la atencin de los profesionales sobre dicha dimensin, a fin de que puedan integrarla en el marco de referencia terico con el que enfrentan sus casos.
Autor de esta obra:
Julio V. Maffei
- I -
PROBLEMAS DEL ESTUDIO DE LA FAMILIA
HISTORIA - ANTROPOLOGA
Ha sido en poca bastante reciente que los historiadores comenzaron a ocuparse con mayor profundidad del desarrollo de la estructura y la dinmica de la familia a travs de las dictintas pocas. Tradicionalmente la historia de la familia, como la de muchos otros aspectos de la vida cotidiana, se refera casi exclusivamente a aquellos acontecimientos correspondientes a las clases privilegiadas, quedaba as fuera del alcance del estudioso el conocimiento de lo que suceda con la inmensa mayora de de la gente.
A partir del nacimiento de esa apasionante rama del saber que es la Historia Social, hemos podido asomarnos a un panorama hasta entonces desconocido, que ms all de su valor acadmico -por otra parte indiscutible- nos permite estar al tanto de los
precursores evolutivos
de nuestra realidad de hoy.
Antes de seguir por este camino parece oportuno aclarar el concepto de
precursor evolutivo
, tal como lo hiciera en una obra anterior (
Maffei
, 1992). En aquel
Manual
planteaba las diversas modalidades de isomorfismo comprobadas en el proceso de la Evolucin, que en algn caso llegan a simular una verdadera repeticin de fenmenos, conductas, etc. La Evolucin, es un proceso de tan perfecta unidad como de incuestionable continuidad. No se crea que estoy apostando al
transformismo
-al que por cierto tampoco puedo rechazar fundadamente- ya que todava no ha sido posible probarlo con certeza, pero tampoco se han reunido datos concretos que autoricen a descartarlo definitivamete. Para expresarlo de otra manera, no resulta aceptable la explicacin de aquellas unidad y continuidad, si partimos exclusivamente de un solo modelo terico. Aceptando esta limitacin epistemolgica, creo que el concepto de
precursor evoluti
vo puede brindar un adecuado marco general para la comprensin de aquellas dos caractersticas.
Deca en la obra recin citada
: "Un nio que mueve coordinadamente sus manos para ejecutar la prehensin de cualquier objeto, al que luego instrumenta para el logro de otra actividad exploratoria, est manifestando un esquema conductual isomrfico con la prehensin mental de imgenes y con la operacin con las mismas
". A tales esquemas, no ligados genticamente con los que les suceden, pero que fenomenolgicamente los anuncian, los he denominado
precursores evolutiv
os, y los he hallado no slo en las secuencias ontogenticas como la del ejemplo anterior, sino tambin en las filogenticas: en ltima instancia no podemos sino reconocer una gran coherencia en el proceso de la Evolucin cuando se comprueban fascinantes paralelismos entre hechos tales como las solidaridades instintivas de los perros salvajes -cazadores colectivos-, y la misma conducta -aunque ahora reflexiva- de los grupos humanos primitivos de cazadores-recolectores, que va a culminar en el amor fraterno por el que es necesario seguir bregando en la actualidad.
Pero retomemos el tema de la Historia Social de la familia. Ante todo es necesario aclarar que el breve lapso transcurrido desde el surgimiento de este enfoque de la Historia, y las consecuentes limitaciones de una tan novedosa rama del saber humano, justifican la relativa exigidad de datos con los que contamos en su mbito. Esto se comprender mejor ni bien tomemos contacto con las fuentes -generalmente bastante poco convencionales- con las que cuenta tal disciplin
a. Shor
ter (1984), tratando el tema de la familia europea de los ltimos siglos, opta por el testimonio de ciertos observadores, quienes an no perteneciendo a las clases populares, estuvieron ms cerca de la gente comn y de sus costumbres, tanto por su profesin, como por su inters humano. Dicho testimonio result invalorable puesto que los pobres no han escrito libros, memorias o diarios ntimos, y an en el extraordinario caso que lo hubieran hecho, es evidente que nadie se ocup de preservarlos para ser consultados luego. Otro tanto puede decirse de la correspondencia de la gente comn.
La nica excepcin a esta limitacin de la Historia Social est dada por la Biblia, la que ms all de su -para m indudable- valor religioso como documento de la Revelacin, posee un enorme valor antropolgico por tratarse de la autobiografa de todo un pueblo, retratado en sus pginas, reveladoras siempre de un especial inters por los menos poderosos. Esta autobiografa comienza con tradiciones orales y llega hasta los relatos surgidos luego de la invencin de la escritura. Esta es la razn de que en lo que sigue el lector encuentre tan abundantes citas del libro sagrado. Citas que se sealarn con el cdigo habitual de los escrituristas, que se podrn encontrar en la clsica
Biblia de Jerusaln.
Pero cules fueron las fuentes antes anunciadas? Para
Shorter
(ibid) las constituyen los escritos de los mdicos, de los burcratas judiciales lugareos, y de los historiadores de aldea -denominados por los franceses
les rudites locaux-
. Si a este material se agregan los datos demogrficos aportados por los libros parroquiales (bautismos, bodas, defunciones), habremos reunido lo fundamental de los datos con que se manejan los historiadores sociales, por lo menos en lo que se refiere al conocimiento de la vida familiar europea entre los siglos XVIII y XIX. Mientras tanto no estar de ms tener muy presente que los datos demogrficos obtenidos de las secretaras parroquiales, a pesar de su importancia sufren serias limitaciones. En primer lugar la informacin brindada a partir de las normas del Concilio de Trento no se registr con similar estrictez en los diferentes pases y en las distintas regiones y ciudades; y en segundo trmino es irrebatible la objecin de
Burguire (1988)
, quien afirma que
"sera ingenuo creer que pasando de los testimonios a las fuentes seriadas el historiador cambia la nebulosa ideolgica por la certidumbre de la realidad objetiva. Los censos, autnticos lechos de Procusto de las categoras familiares, traducen a las categoras del censador (la administracin fiscal, la Iglesia, etc.) toda una gama de concepciones originarias del grupo domstico y de las relaciones de parentesco, multiplicando los riesgos de malentendidos y de declaraciones inexactas. Como cualquier otro documento, precisan de una lectura atenta y crtica".
Aunque los mdicos -como sucede con algunos de mis actuales colegas- menospreciaban a quienes posean menor nivel cultural que ellos, dejaron un rico caudal de noticias sobre estos temas. Ello se debe a que en toda Europa Central se difundi la costumbre -iniciada en Francia- de presentar a la Academia un informe anual sobre cada paciente. En dichos protocolos, junto al detalle de enfermedades, sintomatologas y ms o menos pintorescas teraputicas, encontramos descripciones bastante completas de hbitos y hasta de valores morales vigentes en las familias observadas.
Por su parte los agentes de menor jerarqua de la Justicia, que deban trasladarse costantemente a los lugares en que haban sucedido los hechos a investigar, aportaron, a travs de sus detallados -y por momentos ingenuos- informes, una cantidad de datos que permiten inferir un nada despreciable cmulo de hechos cotidianos y de valores vigentes en aquella sociedad.
Los historiadores de aldea, si bien con opiniones teidas de una permanente nostalgia por el pasado, fueron quienes aportaron la mayor parte de la informacin con la que hoy podemos contar en referencia a aquellas expresiones sociales.
Por ltimo los libros parroquiales, como qued dicho, completan con datos demogrficos bastante precisos (nacimientos, matrimonios, defunciones), el panorama de la vida familiar de la gente comn.
Por cierto que los historiadores se han ocupado tambin de las familias europeas de etapas anteriores, o de las correspondientes a otras culturas. A las primeras tambin nos referiremos en esta obra, an sabiendo que a medida que nos alejamos histrica o culturalmente de nuestra civilizacin, los datos disponibles poseen un cada vez menor grado de certeza y se prestan a las ms variadas interpretaciones.
Tal como lo sugiere el epgrafe, no es la investigacin histrica el nico problema que afecta a nuestro conocimiento de la organizacin familiar en un sentido humanamente ms completo. La Antropologa tambin se convierte en campo de polmicas al respecto, situacin que se detecta fcilmente sobre todo cuando los autores recurren a las comparaciones entre las organizaciones correspondientes a diversas culturas. Una tarea de este tipo es lo que ha conducido a
Lvi-Strauss
(1974) a concluir que semejantes confrontaciones constituyen el germen de
"algunas de las polmicas ms speras de toda la historia del pensamiento antropolgico".
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(*) Estamos usando los trminos
tradicional, moderno y postmoderno
en el mismo sentido que lo hace
Shorter
(1984) y que desarrollaremos en otra parte de este ensayo.
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